sábado, 10 de febrero de 2018

FINISTERRAE (PENN AR BED)


Finisterre: Del latín "finis terrae" fin de la tierra. Se concebía como el final del mundo conocido antiguo concepto geográfico de que el planeta era plano y que navegar hacia el occidente acarrearía llegar al fin de la Tierra, cayendo al vacío infinito. Curiosamente en lengua Bretona se le denomina “Penn ar Bed” «comienzo del mundo». 
El Finisterre simboliza el acceso a lo misterioso que se abre camino más allá de las tierras conocidas. En la antigüedad cuando se creía que el planeta era plano los romanos pensaban que donde terminaba la tierra comenzaba el infierno. El miedo a lo desconocido, lo volvía peligroso y malvado. El cristianismo sin embargo actuó de manera inversa y hasta la edad media se creyó que más allá del Finisterre podría comenzar el cielo. . En todas las culturas el Finisterre ha tenido alguna connotación mágica, algo que suele ocurrir con respecto a las cosas desconocidas. Lo extraño es enigmático y fuente de leyendas. Hay diversos Finisterres localizados a lo largo del mundo; en España, Francia, Ushuaia en Argentina, Ciudad del Cabo, La Isla Stewart en Nueva Zelanda, Vladivostok en Rusia. En todos estos lugares hay atribuciones al concepto de los limites espaciales, lineas divisorias más propias de mundos irreales que a las coordenadas geográficas. Cercanos a espacios utópicos habitados por la magia. 
Acogiéndonos a un concepto espacial sin líneas fronterizas, más allá de los caminos marcados por el mar. Una idea abstracta donde se ubican los sueños y los miedos de una sociedad precaria tanto económica como emocional y absorbida en las nuevas tecnologías. Una migración física y emocional como escape a las inseguridades y miedos que sufre el ser humano contemporáneo. El Finisterre como destino, entrada y salida. Un estado emocional ligado a la fantasía, la supervivencia y lo eterno. Narración, poesía, fábula y cuento.